El Castillo, como popularmente se conoce a este emplazamiento y espacio singular de La Puerta de Segura, ha sido datado, erróneamente en la época almorávide, siendo realmente su creación en el periodo almohade de la época musulmana en nuestra península.
Sabemos que la importancia del puente dio lugar a la creación de una superficie bien documentada y defensiva para proteger al poblamiento y ese es el motivo por el que encontramos, inmerso entre las casas particulares esta reliquia de la arquitectura rural andalusí.
A pesar de su decadencia se encuentra documentado y declarado como Bien de Interés Cultural (B.I.C.), figura de máxima protección del patrimonio nacional, aunque debe protegerse con mayor consideración.
El acceso, central nos invita a adentrarnos a un espacio desde el que divisamos saeteras, por donde se arrojaban flechas para proteger al emplazamiento. Hemos perdido desgraciadamente los restos materiales de madera que identificarían el trasiego y paso de esta torre al interior del poblamiento medieval, pero es obvio el encanto y su importancia en este enclave.
