Es muy curioso que se conserve el lugar en el que usted se encuentra, un espacio de indudable valor militar para la Torre del Homenaje. El adarve de este torreón es, la suma, de una parte, de uno de los muros de la fortaleza unido al camino que se vertebra, superior a las murallas, que atesoraba un acceso interior desde la segunda planta y que servía, fundamentalmente para la protección y defensa.
Puede sentirse un privilegiado ya que este adarve ha sido restaurado dando a conocer parte de la defensa lateral de este espacio histórico.
Tiene mucha relación con otras fortificaciones que se encuentran en la comarca, como es el caso del castillo de Segura de la Sierra. Se trata, como usted experimenta de un paseo de ronda sobre una de las murallas que daban sostén a esta construcción, internivelada para avistar al enemigo desde la lejanía y organizar interiormente todas las acciones bélicas de defensa.
En las frías y oscuras noches de la Baja Edad Media y la Moderna, era además el lugar donde los soldados o centinelas hacían la llamada ronda para mantener el control y divisar ante los infortunios o sucesos que pudieran perturbar el orden o normalidad de la vida en estos contornos, eso sí, siempre acompañados de elementos como antorchas internas para controlar el medio por donde discurría su vigilancia.
